sábado, 9 de febrero de 2008

Nuestro folklore

La palabra “folklore” es un vocablo extranjero, un anglicismo que el idioma español ha hecho suyo, dada su amplia significación y el contenido que encierra. Folk es sinónimo de pueblo, mientras que lore lo es de ciencia. Por tanto resulta fácil decir que folklore es la ciencia de las tradiciones, los usos, las creencias, las leyendas, las canciones y las literaturas populares. Cualquier diccionario enciclopédico nos dirá que se aplica al conjunto de las tradiciones, leyendas y canciones de una región o de un determinado lugar.
Esa procesión patronal, esos bailes típicos, esa peregrinación anual en una determinada fecha, esos cánticos acompañados de unos específicos instrumentos de música, esas fogatas, esa escenificación de leyendas, cuentos o “embustes” que tradicionalmente se dramatizan en este o aquel pueblo, forma parte, indudablemente, del folklore; son, en esencia, el folklore de esta o aquella villa o ciudad.

La Peregrina "Santa Faz"

El jueves siguiente a la celebración de la Pascua de Resurrección, los alicantinos peregrinan al cercano monasterio de la Santa Faz en el propio término municipal de Alicante, en una amplia manifestación populista.
Los romeros van portando en su diestra la caña tradicional, el romero y el espliego atados a ella, y exhibiendo parte de los peregrinos la tradicional blusa del labrador.
La romería arranca a las ocho de la mañana, partiendo de la concatedral de San Nicolás. La comitiva se detiene en los diferentes cruces que bordean el camino hasta llegar al Santuario.
En el santuario se guarda una preciosa reliquia, que la tradición y la creencia del pueblo identifica como uno de los lienzos con que la mujer Verónica secó el sudor de Cristo camino el Señor del Calvario.
Después de ser venerado el sagrado paño, viene el aspecto festivo. El reparto de “rollets” d’aiguardent, y “garrots”, cerámicas populares de Agost, cestos, sombreros de paja y otras artesanías sin que falten los dulces, turrones y frutos secos.

Moros y cristianos de Alcoy

La fiesta de Moros y Cristianos de Alcoy, declarada de “interés turístico internacional” arranca de muy lejos. La esencia de su celebración viene con las cabalgadas del rey Jaime I y los ataques e incursiones del caudillo Al-Azraq , señor de Gallinera y de Alcalá.
En la primavera de 1276 Al-Azraq ataca la reducida villa alcoyana . Los “alcodianos” solicitan al rey ayuda y éste envía desde Játiva cuarenta caballeros que llegan tarde en su auxilio. Imploran la protección del santo romano, Jorge de Capadocia, protector de los cristianos en sus luchas contra el Islam.
La tradición sostiene que todo ocurre en la amanecida del 23 de abril. Los alcoyanos vencen y Al-Azraq muere. Este hecho es atribuido a la intervención divina y a la protección eficaz del mártir. Los alcoyanos prometen guardar fiesta, levantarle un templo, tenerle como patrono de por vida y celebrar esta victoria .

Hogueras de San Juan

Fue en 1928 cuando se “plantaron” las primeras hogueras, pero desde mucho antes Alicante quemaba enseres y ajuares inservibles, leños y troncos en la noche mágica del 24 de junio.
Ese año –1928- se alzaron con sentido artístico e irónico a la vez las diez primeras hogueras que estuvieron en pie dos días completos.
Desde entonces “les fogueres” han ido aumentando en calidad y número. Se instituye la Comisión Gestora. Aparecen las “barracas” como centros de reunión y diversión, baile y actividad festiva.
La gastronomía local surge con fuerza, la “coca amb tonyina” y “les bacores”, con el riego generoso del “vi de la Condomina”. La fiesta se hace amplia y popular. Se multiplican los actos, ofrenda de flores a la patrona, desfiles, cosos multicolores, etc. La exaltación de la mujer que en Alicante recibe el nombre y el piropo de “bellea”.
Foguerers y barraquers, escenográfos, pintores, cartelistas y grafistas, escultores, arquitectos incluso, han ido culminando obras, proyectando monumentos de fuego e ilusión.
Las bandas de música, las tracas ardiendo, las “palmeras” bordando diademas de luz en la noche lúdica, a la vera del mar, completan esta fiesta única, colorista, bella, ocurrente, descarada a veces, gentil siempre, artística y renovadora: “Nit del Foc” a la sombra y a la luz del Benacantil.

Torrevieja y las habaneras.

Si las salinas torrevejenses son famosas desde tiempos anteriores a la dominación romana, el Certamen Nacional de Habaneras y Polifonía ha conseguido también una gran importancia y popularidad. Y así Torrevieja “blanca de sales y morena de soles”, como reza su eslogan turístico, se convierte por unos días en capital de la música coral de España, interpretándose en las noches estivales y en el recinto denominado Eras de la Sal, las mejores y más pegadizas canciones que hablan de amores lejanos y románticos y de olas marinas que se desmayan en las playas de Cuba o bajo las proas de las falúas torrevejenses.
La fiesta es un espectáculo y el espectáculo se constituye en un verdadero acontecimiento artístico-musical de primera magnitud al orgullo de canción popular, al compás melódico de esos aires antillanos, que en Torrevieja ha encontrado la horma de su medida.